EL FULGOR DE LA VERDAD


"Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres." Juan 8:31-32



INTRODUCCIÓN

Dios creó la familia para brindar al hombre un ambiente que le proporcionara compañía, seguridad, alegría, y bienestar en todas las etapas de su vida. La familia representa la más grande expresión del amor de Dios por el ser humano.

A pesar de ello, muchos hogares viven hoy inmersos en la soledad, la amargura, los celos, las discordias, generando la idea equivocada entre muchos seres humanos, de que la familia es una institución en desuso, pasada de moda, e innecesaria. Expresiones como "Para vivir mal, mejor me quedo soltero", “¿Para qué traer hijos a sufrir a este mundo?, “¿Por qué se necesita un compromiso como el matrimonio?, es mejor vivir juntos un tiempo y vamos viendo que sucede", ponen de manifiesto la crisis por la que atraviesa la entidad familiar. Nuestra sociedad ha sumido al ser humano en una serie de mentiras y engaños respecto de la familia, desencantándolo de tal forma que hace a un lado la idea de conformar un hogar.

La familia está enferma y necesita ser sanada y recuperada para bien del hombre. Es necesario conocer la verdad acerca de lo que es y lo que representa la familia. Veamos esto a la luz de la palabra de Dios, conozcamos que esta es una institución nacida en el corazón de Dios para beneficio del ser humano.

1. PERMANECER EN SU PALABRA

Todo tiene un punto de partida, "Permanecer en la palabra de Dios."Infortunadamente, para muchos hogares esta premisa fundamental resulta absolutamente desconocida. Muchas personas consideran esta práctica como un acto místico o meramente religioso.
Dios estableció la familia dándole al hombre instrucciones precisas para disfrutarla y no fracasar en ella. Estas instrucciones se encuentran consignadas en su Palabra, e ignorarlas trae como consecuencia perder el norte de las cosas, empezando a vivir el engañoso despropósito en el que hoy se encuentra sumida. Recordemos lo que nos enseña el rey David:"Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino." (Salmos 119:105)
La familia debe mantenerse alrededor  de la instrucción dada por su Creador, siendo el varón, esposo y padre, el primer responsable y promotor de este ejercicio fundamental. Para ello una familia debe poner en práctica los siguientes elementos fundamentales a través de los cuales será alimentada por la Palabra de Dios:
a. Devocional personal. El varón es quien debe convocar a su esposa y a sus hijos a tener un encuentro diario con Dios y su Palabra a nivel personal.
b. Oración por la familia. De igual manera es quien debe promover un espacio para unirse en oración con su esposa e hijos todos los días, antes de dar inicio a las actividades.
c. Célula familiar. Una vez a la semana, en un momento en el que no existan premuras, ni distractores, el padre de familia debe convocar a su familia para compartir un espacio con el fin de dar gracias a Dios, dialogar sobre sus vivencias, necesidades, problemas, intereses comunes y estudiar su Palabra, de manera que cada uno de los miembros disfrute del calor de la unidad, alrededor de la presencia de Cristo.

2. VERDADEROS DISCÍPULOS

La palabra discípulo significa seguidor, persona que recibe enseñanzas de un maestro, persona que estudia, sigue y defiende las ideas y opiniones de una escuela o de un maestro, aun cuando pertenezca a una generación muy posterior: Desde este punto de vista, dice la Biblia, que estamos llamados a ser verdaderamente discípulos de Jesús. En el contexto de la familia, este es el mejor lugar para la formación de discípulos (los padres con sus hijos), además la palabra de Dios nos deja ver con claridad, como Jesús uso los elementos de la familia (matrimonio, padre, hijos), para explicar los misterios del reino de Dios (Mateo 13: 52; Mateo 20: 1), entonces la familia se convierte en una poderosa herramienta gran comisionista mediante la cual damos a conocer al mundo el amor de Dios por el ser humano.

Desconocer esto, lleva a la familia a no ser ese modelo del reino de los cielos, manifestando por el contrario, características del caos y el desorden propios del reino del diablo: "Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira." (Juan 8:44).

Veamos:
a. En la familia debería reinar el amor, pero impera la amargura y el resentimiento.
b. Debería estar presente la sensatez y la verdad, sin embargo en muchos hogares reina el engaño.
c. En una familia debería existir un compromiso de parte de sus miembros, los unos por los otros; Des afortunadamente está presente la indiferencia y la indolencia.
d. En un hogar debe haber prosperidad financiera, sin embargo muchas familias se ahogan en deudas por decisiones equivocadas y mal manejo de su presupuesto, llevando al desánimo e impotencia entre sus miembros.
e. En una familia debería existir un claro principio de autoridad, donde se evidencien directrices sabias y precisas, y donde haya una consecuente sujeción a dicha dirección. Por el contrario en muchos hogares se evidencia una ausencia total de la autoridad, donde los padres no saben impartir dirección con sabiduría y firmeza y donde los hijos se levantan en medio de la rebeldía y la anarquía.
Ser discípulo de Cristo, significa identificarse con él, ser como él, representarlo a él en todo. La familia fue constituida para tal fin,  por ello es necesario asumir esta responsabilidad y así vivir a la luz de la verdadera razón de ser de un hogar: representar el reino de Cristo aquí en la tierra, "Porque el reino de los cielos es semejante a un hombre, padre de familia, que salió por la mañana…" (Mateo 20: 1)

3. CONOCERÉIS LA VERDAD

La familia debe vivir a la luz de la verdad y no sumida en el engaño en el que se encuentra hoy. Comprendemos entonces que para conocer dicha verdad es necesario experimentar lo hasta ahora estudiado. Es decir permanecer en la palabra de Dios y determinar representar adecuadamente a Cristo y su reino.

Es en este punto donde se evidencia el "Fulgor de la Verdad", es decir donde la familia brilla con luz propia, recuperando la esperanza a una sociedad en crisis. Nuestras familias deben brillar, resplandecer en medio de la obscuridad y no estar atravesando el mismo camino de apatía y desolación que hoy viven cientos de miles de hogares, evidenciando de esta manera el verdadero conocimiento de la verdad que trasforma y restaura."Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos." (Mateo 5:14-16).

4. LA VERDAD OS HARÁ LIBRES

La verdad trae consigo libertad. Cuando la verdad brilla en un hogar, somos libres de la esclavitud en la que estábamos sumidos. Una familia que esta soportada en la verdad de Dios, es capaz de superar las dificultades, perdonar los agravios, restaurar sus relaciones, es decir, vivir el propósito para el cual fue creada.
La familia fue concebida en el corazón de Dios para hacer feliz al hombre, brindándole paz y seguridad, otorgándole lo necesario para enfrentar las vicisitudes de la vida con éxito y prepararlo para ser un agente paz y no de conflicto a la sociedad a la que pertenece.
Dios bendijo la unión familiar, de modo que vivir de otra manera significa renunciar a la libertad y entregarnos a la esclavitud y a la mentira, lo que de ninguna forma hace parte de los planes benéficos de Dios, "Bendijo Dios a Noé y a sus hijos, y les dijo: Fructificad y multiplicaos, y llenad la tierra." (Gen. 9:1).

APLICACIÓN TEOTERÁPICA

En un mundo que naufraga en medio del engaño y en el que la entidad familiar se deshace en el corazón desanimado de los seres humanos, debe evidenciarse el fulgor de la verdad. La verdad de que la familia no ha pasado de moda, ni hace parte de los libros de historia. La verdad de que  una casa puede convertirse en un verdadero hogar, cuando Cristo es el primer invitado a ella. La verdad de que solo fortaleciendo la entidad familiar vamos a construir una mejor sociedad, donde estén presentes los valores que la enriquecen y la fundamentan. Este es el momento en el que debemos dejar que resplandezca la verdad de Dios, no de manera mística o religiosa, sino con evidentes modelos de familias reconciliadas por su amor y en las que el fulgor de esta verdad, se convierte en la luz que nos conduce a un mundo mejor.



























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