FIRMES EN EL SEÑOR

 



INTRODUCCIÓN

Pablo en Colosenses 4: 12 escribe: Os saluda Epafras, el cual es uno de vosotros, siervo de Cristo, siempre rogando encarecidamente por vosotros en sus oraciones, para que estéis firmes, perfectos y completos en todo lo que Dios quiere.” En este versículo vemos tres palabras claves: firmes, perfectos y completos.

En esta oportunidad hablaremos de la firmeza. En este caso estar firme significa, confirmar, establecer, permanecer, levantar llevar, perseverar, en pie, sostenerse.

Una vida consagrada se caracteriza por la firmeza. Aquel que entiende su valor en Dios no deja que nada ni nadie le haga vacilar, ni rendirse en el cumplimiento de su objetivo. Decide estar fundado en Jesucristo, en los principios de amor, entrega y servicio enseñados por Él. Es firme en las decisiones y en lograr que las cosas se hagan.

1. Fundados y firmes, Colosenses 1:23

El consagrado debe tener la firmeza para mantenerse siempre en el fundamento, tener posturas claras no vacilantes, que no generen duras; puestos los ojos en Jesús camina firme:


  • En el amor y la fe, Colosenses 2:5
  • En la esperanza, Hebreos 3: 6
  • Reteniendo la doctrina (la visión y la orden), 2 Tesalonicenses 2:15
  • En las decisiones, 2 Pedro 1:10
  • En la libertad, Gálatas 5:1
  • En la unidad, Filipenses 1:27

2. Cuidar nuestra firmeza, 1 Corintios 10:12

Somos bendecidos por Dios, apartados y escogidos, pero a veces al estar confiados en las condiciones de bendición que se evidencian en aquel que ha sido elegido, nos pueden llevar a descuidarnos de permanecer firme. Por eso aquel que escogió dedicar su vida al servicio de Dios y decide vivir como un consagrado, de antemano debe decidir cuidarse siendo consciente que llegarán momentos donde crea que está firme, pero es cuando más se tiene que cuidar de no equivocarse; estar dispuesto siempre a guardarse, a no caer en el error de personas que han dejado llenar su corazón de iniquidad y los llevan a dejar de lado su firmeza.

3. La firmeza y el adversario,1 Pedro 5:9

La consagración siempre tendrá adversarios, y el diablo es uno de ellos, quien buscará desestabilizar la vida del consagrado: recordándole sus fracasos, sus derrotas para apocarlo, o sus victorias y virtudes para enaltecer su ego, lo que hace necesario cuidarnos en los malos y buenos momentos.

Para hacer esto, hay que resistir al diablo como dice la Biblia, y esto se logra con la firmeza, pues él huye cuando un siervo de Dios se ha consagrado y es firme en sus convicciones, en los principios, en la doctrina.

4. Firmes y constantes, 1 Corintios 15:58

La firmeza en nuestra vida debe ser una decisión diaria para enfrentar cada situación que nos haría desistir de ella. Por eso, la constancia se convierte en el mejor aliado para no quedarnos estancados y garantizar nuestro crecimiento, además, el cumplimiento del plan de Dios en nuestra vida y su obra en el ministerio Grancomisionista que nos ha entregado.

APLICACIÓN TEOTERÁPICA

El consagrado, con firmeza recorre el camino para alcanzar su objetivo hasta el fin; lo hace cuidando siempre de no caer, para no engañarse por su propio corazón, creyendo que tiene temor de Dios. 

Reemplaza el temor por firmeza, en la plena confianza y esperanza de la respuesta del Señor en su vida.





















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