EL PODER DE LA ALABANZA

“Lleguemos ante su presencia con alabanza; Aclamarle con cánticos” Salmo 95:2


Introducción 

Te has preguntado muchas veces ¿qué es la alabanza realmente? ¿porqué debemos alabar a Dios? ¿le alabo solo cuando todo sale bien? ¿Cómo puedo alabar en medio de la aflicción? ¿alabar es Oslo cantar? Muchas de estas inquietudes, han hecho que nuestra vida espiritual se vuelva simple en nuestra búsqueda y deleite con Dios, y no hemos comprendido que la alabanza es una poderosa herramienta espiritual que nos permite tener las más grandes victorias de nuestra vida 

El rey David descubrió en este secreto que reconocer la grandeza y las proezas de Dios y declararlas en todas las formas, mueve y alegra el corazón de nuestro Padre Dios y hace que extienda su mano con milagros, sanidades, libertad y bendición a su pueblo 

Necesitamos aprender a deleitarnos en la alabanza y la adoración, y descubriremos el secreto maravilloso para una vida de gozo permanente y poder 

1. ¿Qué es la alabanza?

Es pues, la acción con alabanza por sus hechos, y lo hacemos con exaltación, elogios, aclamaciones, agradecimientos, sus hechos son la base de nuestra alabanza a Dios, porque tenemos la seguridad de que Él nos es propicio en todo tiempo. “Así, la alabanza es honrar a Dios por que el hace”

Cuando le alabamos estamos reconociendo que:

Que estamos dispuestos a depender absolutamente de Él Que para Dios no hay nada imposible

Que estamos dispuestos a aceptar su voluntad, aunque no se parezca a la nuestra (la alabanza alinea nuestro corazón al corazón de Dios)

Reconocemos sus hechos prodigiosos, por ello, declaramos nuestra convicción de que Él obrará en nuestra necesidad, por grande que parezca

“La oración de alabanza pone en acción el poder de Dios más que cualquier otra forma de petición”

¿Cómo se alaba a Dios?

“Te alabaré, oh Jehová, con todo mi corazón; Contaré todas tus maravillas.
Me alegraré y me regocijaré en ti; Cantaré a tu nombre, oh Altísimo.
Mis enemigos volvieron atrás; Cayeron y perecieron delante de ti” Salmo 9:1-3

En este pasaje encontramos unos elementos importantes que deben cultivarse para hacer una oración de alabanza genuina:

v La alabanza es con todo el corazón: debo disponer todo lo que hay en mí (pensamientos, deseos y voluntad), deben estar sometidas a la Presencia de Dios. Es importante entregar los pensamientos que distraen, los sentimientos negativos que podamos estar batallando y rendir el deseo de hacer mi propia voluntad 

v La alabanza me lleva a invocar todas las maravillas: muchas veces decimos ¿Qué razones tengo para alabar a Dios? es importante recordar y hacer mención en la alabanza de todos sus hechos en mí (por la nueva vida en Él, por la salud, por la familia, el trabajo, las finanzas, su protección, etc.) Esto hace que siempre tenga razones para alabarle 

v La alabanza se hace con alegría y júbilo: No es posible estar frente al Dios y Padre majestuoso, sin estar llenos de alegría y expectación no solo por lo que ha hecho, sino por lo que hará. No es posible estar tan agradecidos por sus hechos y no estar en una actitud de alegría, gozo, contentamiento. “Nunca podrá existir una alabanza pasiva, cuando estamos honrando al Dios del universo”

v La alabanza se hace con acción de gracias: recordar que Dios ha destruido nuestro pasado, ha transformado nuestro presente y ha asegurado mi eternidad con Él, me lleva a asumir en la alabanza una actitud de gratitud permanente, que me lleva a dar y ofrecer y no a pedir, como generalmente lo hacemos. la alabanza es mi ofrenda no una larga lista de peticiones 

¿Cuándo alabar a Dios?

La alabanza no requiere un momento especial o un hecho que me motive a hacerlo. La razón por la que nos cuesta alabar a Dios es porque pensamos que no siempre estamos dispuestos a hacerlo, pero en realidad, la alabanza debe ser una decisión que no depende de mi estado de ánimo ni de las circunstancias que me rodean, sino que se enfoca en quien es Dios para mi

¿Cuándo debo hacerlo?

En todo tiempo. Salmo 34:1. Esto quiere decir cuando vemos la respuesta que esperábamos, pero también cuando vemos la respuesta que no esperábamos, pero era la que necesitábamos 

Individualmente, Salmo 63:1. Porque la alabanza es mi decisión personal de estar en lo íntimo. La alabanza es mi actitud y mi oración, ¡no es una reunión más! 

Estando reunido. Salmo 149:1; Salmo 111:1. La alabanza en la reunión ministerial debe ser el resultado de lo que en lo personal he cultivado con mi Padre Dios. Como el pueblo de Dios estamos llamados a alabarle y reconocer sus grandezas 

Formas de alabanza. Salmo 149

Con mis labios. Expresando con nuestras propias palabras de lo que hay en el corazón

Con cánticos. Con canciones, pero hacerlo con inteligencia, poniendo sentido a lo que cantamos, declarando lo que el hace y hará en medio de mi necesidad

Alzando mis manos. Levantar las manos es un acto de reconocimiento y rendición a Dios. Es importante la acción de levantar las manos porque muestra externamente lo que mi corazón reconoce de Él. En ocasiones no da vergüenza o pereza levantar las manos, esto es una muestra que el corazón no se ha rendido totalmente a Él

Con danza. La expresión del cuerpo es el reflejo de un corazón gozoso y lleno de alegría y gratitud. La danza muestra un genuino reconocimiento de su poder, pero, sobre todo, su amor 

Tocando instrumentos. La música armoniza y rinde gloria a Dios. Sin embargo, el instrumento solo no tiene el efecto, sin va a acompañado de un corazón adorador 

Con las palmas de las manos. Las palmas llaman la atención de una persona especial sobre mi vida. Aclamar a Dios con las palmas, es darle la magnificencia que merece y poner su atención sobre nuestra vida

La alabanza es gradual. Salmo 95

Aclamarlo con alegría: es la actitud de alegría con la que debemos iniciar la alabanza. Pensando en sus hechos maravillosos en nuestra vida

Cantarle con júbilo: los cantos producen júbilo y exaltación. Es el punto de la alabanza donde el corazón se alegra 

Alabarlo en Su Presencia: entramos en la Presencia de Dios reconociéndole en el corazón por lo que representa para nuestra vida

Aclamarle con cánticos: cantamos y nos gozamos en la letra de la canción, pues revela las características de lo quien es Dios y lo que hace

Ministración de la Palabra: Es el tiempo donde usamos su misma Palabra para hablarle y expresarle la grandes en su propio lenguaje. Nada mejor que hablarle a Dios con sus palabras contenidas en la Biblia

Adorarle: reconocerle por lo que él ES, ya aquí, es un tiempo de intimar con nuestro Padre. Aquí ya no es tan importante lo que hace, sino que le reconocemos por lo que Él es. Es un tiempo para expresar lo que representa para nosotros. “Ya no es lo que El puede hacer por mí, sino cuanto estoy dispuesto a rendirme para Él”

Postrarse y arrodillarse: es nuestro acto de mayor rendición. Es importante doblar nuestras rodillas, pues muestra humildad, total rendición y estar dispuesto a someternos a u plan y su voluntad

Pedirle: Es el tiempo para entregar nuestras necesidades, teniendo la convicción que una vez exaltado y nosotros rendidos, podemos colocar delante de su alta toda necesidad

Obstáculos para alabar a Dios 

v Dureza de corazón. Cuando no hemos dejado que Dios trate nuestra vida y hay situaciones que no hemos resuelto con Dios, pensamos que no hay sentido para alabarle. No hay deseo por reconocer a nuestro Padre y, por lo tanto, nos cuesta concentrarnos en la alabanza. Es necesario poner delante de Dios nuestros pensamientos y deseos y alinear nuestro corazón al de Él

v Falta de concentración. No ponemos nuestros pensamientos en orden. Al comenzar a alabar a Dios debemos rendir cada pensamiento que ocupa espacio en nuestra mente y ocuparla con los pensamientos de Dios. Si no hay concentración, se recomienda leer pasajes de la Biblia que hablen de la alabanza, (Salmo 95, Salmo 45, Salmo 149, Salmo 150)

v Impuntualidad. Llegar tarde a la reunión nos impide tener la mejor disposición para alabar a Dios. Llegamos desenfocados de la oración y no podemos tomar el hilo de quien está dirigiendo la oración. La alabanza “NO ES” un relleno de la reunión ministerial, sino la preparación del corazón para entrar a la Presencia de Dios y prepararlo para poder comprender su Palabra 

v Pecados inconfesos. Debo antes de comenzar la alabanza, tener un tiempo para limpiar mi vida de todo pecado. Debo confesar, arrepentirme, y disponerme ahora a estar en paz con Dios y por ello, podré acercarme a Él con mayor libertad

v Guardar imagen. En ocasiones sentimos vergüenza de cantar, aplaudir, levantar las manos e incluso de darle toda la gloria con nuestras palabras. Si hemos levantado nuestras manos a los hombres y les hemos aplaudido para otras razones ¿cómo no he de alabar al que si es verdaderamente digno de recibirlo?

v La incredulidad. No puedo reconocer a alguien en quien no creo. No puedo depositar mi vida y mi esperanza, si no creo que Dios es capaz de hacerlo. La alabanza. Requiere la convicción de lo que digo porque se fundamenta en Dios mismo y mis convicciones hacia Él

v La opresión del enemigo: No es posible alabar a Dios si nuestra vida se encuentra atada y esclavizada por cauda de satanás. Es necesario experimentar libertad para que podamos dar el control de todas las áreas de nuestra vida a Dios y por lo tanto, podamos alabar con libertad 

Beneficios de la alabanza. Salmo 100:1- 4

v Facilita en camino a la Presencia de Dios. Declarar su grandeza abre puertas para disfrutar de su intimidad 

v Me ayuda a crecer en mi fe. Declarar las maravillas de Dios, me recuerdan que nunca me dejará solo en medio de mi necesidad y que dispone su mano para bendecir en todo tiempo mi vida 

v Me ayuda a levantarme en la adversidad. Al reconocer lo grande que es Dios me lleva a mirar lo pequeña que es la adversidad 

v Me lleva creer en esperanza contra esperanza. Declarar sus proezas, me asegura que esta dispuesto a hacer lo imposible 

v Me permite mover la mano de Dios sobre mi vida. Darle la gloria y la honra, produce gozo y contentamiento en un Padre que se goza en la alabanza de su hijo y esta dispuesto a sorprenderle con bendición 

2. ¿Qué es adoración?

Definición: es un tributo de reconocimiento y admiración por lo que “Él es”. 

Es el acto de rendir honor, estima y amor a la Divinidad. La adoración es producto de verle a Él en su majestad, en todos sus atributos: soberano, bueno, justo, santo, misericordioso, amoroso, perfecto, omnisciente, omnipotente, eterno (inmutable y fiel)

Es el derramamiento del alma, en profundas expresiones de maravilla, gozo, dignidad y exaltación

Cuando adoramos a Dios, fijamos nuestros ojos únicamente en El, dejando de mirarnos a nosotros mismos, para centrar toda nuestra atención en Dios y su grandeza.

¿A quién se debe adorar?

Solamente a Dios, nuestro único Señor. Esto, implica rendir por completo nuestra vida solo para Él. Darle toda la honra y rendirle por completo nuestro ser, reconociendo que el trono de nuestro corazón le pertenece. Por él somos y vivimos 

Mateo 4:10 “Al señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás”

Verdaderos adoradores. Juan 4:22-23 

Es imposible adorar a quien no conocemos. No podremos rendir nuestra vida si no conocemos profundamente quien es Dios para mí y el lugar que debe ocupar en mi vida, por ello, en este pasaje el Señor asegura varias verdades frente a la adoración: 

v Se adora lo que no se sabe: El Señor Jesús le dice a la mujer samaritana que adoramos lo que no sabemos. En ocasiones ocurre lo mismo con el hijo de Dios, que hace procedimientos religiosos que le hacen pensar que está en la verdadera adoración. Tristemente la religiosidad nos confunde y nos aleja de conocer verdaderamente a Dios 

v El verdadero adorador: Viene con un corazón libre de prejuicios y religión. Se acerca al Señor rindiendo cada área de su vida. Reconoce que Dios es dueño absoluto de todo su ser. Esta dispuesto solo a hacer la voluntad de su Padre Dios

v Adorar es en espíritu y verdad: no se puede adorar a Dios con la carne. Nuestra humanidad no podrá acercarse a la santidad de Dios, luego es imposible hacerlo sino dejamos que el Espíritu Santo sea quien nos despoje de nuestra humanidad, nos llene de su Presencia y nos dirija en la forma de acercarnos a Él

v El Padre busca un adorador más que adoración: Dios se concentra con en el acto de la adoración, sino en el corazón del adorador. Los hombres y mujeres de la Biblia que fueron adoradores lo hicieron con un corazón limpio, una vida rendida y temerosa de Dios y obedientes; solo así, podemos ser adoradores de los que el Padre busca, pues si los busca es porque escasean 

Formas de adoración. Josué 5:14

Entendiendo que la adoración es una actitud espiritual que afecta profundamente mi naturaleza psíquica, me llevará a expresarme de una forma física. Bíblicamente, hay posturas que solo pertenecen a la adoración. Tales como:

v Inclinando la parte superior del cuerpo: como señal de rendición a él y a sus planes para nuestra vida

v Postrado el rostro en tierra: es la expresión de mayor humillación delante de Dios 

Aplicación Teoterapica


La adoración es un tiempo de quietud donde mi vida se entrega, se rinde y se humilla completamente delante de Dios


Generalmente de hace luego de la alabanza, dispuesto a rendirme (adoración) a aquel que lo ha hecho todo por mi (alabanza)


Mi cuerpo se rinde como resultado de que el corazón expresa la más profunda honra y gratitud a nuestro Padre Dios 


Se usan palabras que expresan lo mas excelso y grade de Dios 


Generalmente de usa musica suaves para acompañar este tiempo y canciones que expresen la grandeza de nuestro Dios 


Es un tiempo de intimidad donde solo estamos él y yo, dispuesto a hacer su voluntad y levantarme listo para vivir una vida consagrada a él


En la adoración pedimos a Dios por sanidad, por libertad, por, sobre todo, quebrantar la vida para él

































































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