MI PROCESO DE FORMACIÓN


 

Desde la perspectiva humana, alcanzar la excelencia requiere de una serie de esfuerzos y sacrificios que la mayoría de las personas no están dispuestas a realizar, porque no es fácil de lograr.

 

En la vida estamos confrontados a dos caminos: avanzar que significa vivir por fe o retroceder que significa vivir por lógica. Quien recae es el que retrocede, se queda en los rudimentos (esto significa que se queda como un embrión, no desarrolla sus sentidos ni los puede ejercitar) Retroceder no agrada a Dios. Por eso debemos avanzar permitiéndole al Señor que haga ése proceso continuo y consistente de formación (teoterapia) en todo nuestro ser; esto es lo que nos lleva a avanzar y no detenernos hasta llegar a lo mejor, a la excelencia y a la perfección.

“Mas el justo vivirá por fe; Y si retrocediere, no agradará a mi alma. Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma.” Hebreos 10:38-39

 

1.  ¿Por qué algunos no avanzan hacia la perfección?

 El autor de Hebreos nos da las razones por las cuales el proceso de formación se hace tan difícil. "Acerca de esto, tenemos mucho que decir, y difícil de explicar, por cuanto os habéis hechos tardos para oír Porque debiendo ser ya maes­tros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y * habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido. Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en ¡apala­bra de justicia, porque es niño; pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mar (Hebreos 5:11-14).

 

Veamos algunas razones:

o   Se han hecho tardos para oír.

o   Deberían ser ya maestros y aún no lo son.

o   Ha pasado mucho tiempo, más del esperado.

o   Necesitan ser instruidos en los primeros rudimentos.

o   Solo están en capacidad de recibir leche y no alimento sólido.

o   Son inexpertos en la palabra de justicia, porque son niños.

o   Son inmaduros y se niegan a madurar espiritualmente.

o   No ejercitan los sentidos en el discernimiento del bien y del mal. Se concentran en otras  cosas: chismosear, desear con los ojos, etc.

o   Degustan la buena palabra, pero no la digieren.

o   Han gustado de la buena palabra, pero no de la excelencia.

o   Recaen y no avanzan.

o   Se han vuelto perezosos.

 

 

2.  Dios tiene cosas mejores

 

Pero Dios tiene cosas mejores para aquellos que, buscan agradar a Dios, y alcanzar buen testimonio. "Pero en cuanto a vosotros, oh amados, estamos persuadidos de cosas mejores, y que pertenecen a la salvación, aunque habla­mos así. Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún. Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para plena certeza de la esperanza, a fin de que no os hagáis perezosos, * sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas. Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por otro mayor, juró por si mismo, diciendo: De cierto te bendeciré con abundancia y te mul­tiplicaré grandemente. Y habiendo esperado con paciencia, alcanzó la promesa" (Hebreos 6:9-15).

 

2.1 ¿Para quiénes son las "cosas mejores"?

o   Los que dejan los rudimentos.

o   Los que van adelante y avanzan.

o   Los que van hacia la perfección.

o   Los que son persuadidos de cosas mayores.

o   Los que gustaron de la buena Palabra de Dios (les fue de provecho).

o   Los que gustaron de los poderes del siglo venidero (son visionarios).

o   Los que son solícitos hasta el fin (diligentes).

o   Los que imitan a quienes, por la fe, heredan las promesas.

o   Los que creen que serán bendecidos con abundancia.

o   Los que esperan en la promesa de la multiplicación.

o   Los que aguardan con paciencia.

o   Los que alcanzan las promesas.

 

Aplicación teoterapica

 

Quien se acerca a Dios con la certeza que Dios es, tendrá la convicción de recibir de parte de Él los galardones que no se ven. “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay; y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:6)

 

Ponernos en manos del teoterapista por excelencia es iniciar y permanecer en ese proceso que revoluciona nuestra manera de pensar y hacer las cosas. A través de la teoterapia somos entrenados para vivir por fe, nos hacemos entonces fuertes y competentes para vivir haciéndole frente a los desafíos que se nos presentan. Es hora de determinar o avanzamos o retrocedemos ¿Cuál será tu decisión?

 

 


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