LIBRES DE MALDAD EN EL CORAZÓN


Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,
Y renueva un espíritu recto dentro de mí
(Salmo 51:10)



Introducción:

El matrimonio es la unión indisoluble (para toda la vida) entre un hombre y una mujer, siendo una sola carne, con el propósito de garantizar la perpetuidad y felicidad de la raza humana (Génesis 1:27-28).

Generalmente una pareja que se ama y está comprometida con permanecer hasta el final, “Renueva los votos matrimoniales”. Renovación tiene su origen en el vocablo latino renovatio. El término está asociado a la acción y efecto de renovar (volver algo a su primer estado, dejarlo como nuevo, restablecer algo que se había interrumpido). Renovar es volver a darle vigencia y validez a algo que por el tiempo transcurrido puede haberse deteriorado, es darle una nueva presentación sin que pierda su estructura básica.

La complejidad de la relación conyugal puede presentar diferentes problemas, que ameritan ser tratados y manejados de acuerdo con los principios de la palabra de Dios, sobretodo porque hay una premisa básica: “Lo que Dios juntó, no lo separe el hombre”. Para renovar el amor y el pacto todos los días, necesitamos un corazón limpio y un espíritu fiel que quiera vivir en pos de hacer lo correcto, aunque no sea tan sencillo.

1. CORAZÓN LIMPIO Y ESPÍRITU RECTO:

Cuando entendemos nuestra posición en Cristo y nos apropiamos de ella, comprendemos claramente nuestra ciudadanía celestial y aprendemos a vivir como hijos que agradan a su padre. Un matrimonio es libre de todo engaño cuando la pareja guarda su corazón de la duda, de la desesperanza, del resentimiento y avanza hacia lo verdadero, “renovar el espíritu”, lo que implica renovar las decisiones que han sido vitales en nuestra vida, estas son:

1.1. Recibir a Cristo y disfrutar el primer amor: Apocalipsis 2:4-5 (NTV)

»Pero tengo una queja en tu contra. ¡No me amas a mí ni se aman entre ustedes como al principio! ¡Mira hasta dónde has caído! Vuélvete a mí y haz las obras que hacías al principio. Si no te arrepientes, vendré y quitaré tu candelabro de su lugar entre las iglesias;”

Mientras no amemos a Dios, de la misma manera que cuando lo recibimos en nuestro corazón, va a ser casi imposible renovar a diario el amor y el compromiso hacia nuestro cónyuge. Volver al primer amor, es retomar la fe con la cual decidimos abrirle la puerta de nuestro corazón y aplicar las palabras que expresábamos con seguridad “haz de mí, la persona que tú quieres que yo sea”. Eso implica también rendir nuestro rol como esposos y como padres a Él.

1.2. La decisión de servir: Josué 24:15

“Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.”

Cuando nuestro hombre interior se renueva, entendemos el valor del servicio, el cual se hace totalmente efectivo y genera gran satisfacción. Servir nos lleva a reemplazar los intereses personales, por acciones que hacen de nuestro hogar, un testimonio verdadero que glorifica a Dios.

1.3. Disfrutar el matrimonio:

Es una de las decisiones más importantes porque define el cumplimiento del pacto establecido delante de Dios, es un valioso regalo poder establecer una familia, pero lograr que esta se mantenga en el tiempo requiere renovar a diario el compromiso de amar, de cuidar y dar siempre lo mejor.

2. RAZONES QUE NOS IMPIDEN TENER EL CORAZÓN LIMPIO Y UN ESPÍRITU RECTO: las razones pueden ser innumerables, veamos tres de ellas:

2.1 Dureza de Corazón: Josué 11:20

“Porque esto vino de Jehová, que endurecía el corazón de ellos para que resistiesen con guerra a Israel, para destruirlos, y que no les fuese hecha misericordia, sino que fuesen desarraigados, como Jehová lo había mandado a Moisés”.
Cuando no cuidamos nuestro corazón, con el paso del tiempo se endurece como piedra y se vuelve impenetrable. En la vida matrimonial, la falta de perdón por situaciones que pasan en el día a día, pueden endurecer el corazón de tal manera, que llega un momento en que se estalla y ya no hay vuelta atrás. Guardar el resentimiento por años causa dureza de corazón que se ve reflejada en el ambiente del hogar y el trato entre los esposos. Solo Dios puede cambiar el corazón de piedra

2.2 Soberbia: Malaquías 4:1

“El Señor Todopoderoso dice: «Se acerca el día, ardiente como un horno, en que todos los soberbios y los que hacen el mal serán como la paja que quema el fuego. Se quemarán como arbustos y perderán hasta sus raíces y ramas.”

Ser obstinados y volverse sabios en su propia opinión, forma parte de la soberbia. El soberbio termina creyendo que tiene la verdad y que tiene la única revelación de parte de Dios; al final, por el envanecimiento, termina apartado de su hogar. El tomar decisiones unilaterales, sin tener en cuenta al cónyuge, creyendo que se tiene la razón en todo, va deteriorando la relación matrimonial, va menoscabando a la otra persona, al punto de impedir una comunicación fluida, que con el paso del tiempo crea un muro de frialdad, hasta que llega un momento en que se rompe la relación y no se sabe a ciencia cierta lo que pasó entre los dos.


2.3 Maldad: Proverbios 2:22

“Pero los perversos serán quitados de la tierra, y los traidores serán arrancados de raíz”.

La maldad se puede traducir en el maltrato en todos sus tipos (sexual, económico, psicológico, físico, etc.) que redunda en una relación tóxica entre los miembros de la familia y en algunos casos se puede naturalizar, de tal manera que se vea como normal y lo peor es que se transmita a los hijos, quienes replicarán estas conductas cuando estén adultos.

Aplicación teoterápica

En la medida en que renovamos nuestra comunión con Dios diariamente y tomamos la decisión de servirle con un corazón limpio, no permitiendo que elementos nocivos como la dureza, la soberbia, el egoísmo y el maltrato, nos intoxiquen, vamos a poder vivir cada día en la dimensión que Dios quiere, en ese camino de realización que El Señor ha planeado para nuestra vida. Nuestra relación matrimonial, entonces se restaurará y se verá el amor de Dios reflejado en la familia, siendo ejemplo y luz para muchos que están alrededor.

Plan de mejoramiento: Se establece con el fin de evidenciar los aspectos en los que se debe hacer correcciones y tomar decisiones. Este plan debe contener 4 aspectos: qué tengo hoy, qué quiero lograr, cómo lo voy a lograr y cuándo lo voy a hacer.

En oración determinen renovar el amor y el compromiso que una vez pactaron delante de Dios y delante de los hombres. Plasmen en un papel las decisiones que van a tomar para lograrlo.

Asuma el desafío de compartir a otros de Cristo y volver al primer amor, resultado de haber limpiado su corazón.


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