El Caso de “Amargalina”
Amargalina es una cristiana “bravo.” Pobre Amargalina siempre está en conflictos con los demás. Hay contiendas constantes con su esposo, sus hijos, sus jefes y compañeros de trabajo, y con los involucrados del distrito. Tiene mucho potencial para servir a Dios, pero siempre termina peleando con la gente con quien trabaja.
Ella dice, “Yo perdono pero no olvido. Cuando personas me tratan mal yo tengo el derecho de estar amargada contra ellas. Soy así y no puedo cambiar mi carácter.”
¿Cómo puede convencer a Amargalina que el no perdonar está destruyendo su vida?
(Lucas 15:25-32)
Introducción
Frente a la decisión del padre de recibir a su hijo menor, el hijo mayor se molesta y se queda afuera de la casa, pensando que se le estaba cometiendo una injusticia, menciona todas las calamidades de su vida (versículo 29).
Vamos a estudiar a la luz de esta historia y de la actitud del hermano mayor cómo puede manifestarse la amargura en la vida de un hijo de Dios.
1. Enfrentando las diversas situaciones
· El menor por irse y malgastar la herencia de su padre experimentó la perdición. Pero el mayor, experimentó la auto compasión, la cual por muchos años le llevó a la queja y en la comparación.
· El menor vuelve y está disfrutando de la comunión con Dios (relación padre – hijo). El mayor, aunque estaba en casa de su padre, no disfruta de la comunión e intimidad con su padre porque está sumido en su monólogo interior, en conmiseraciones.
Esto puede suceder en la vida de un hijo de Dios, cuando se molesta, se incomoda porque le va bien a otra persona, o porque ve a aquel que había pecado pero que se ha arrepentido y ha vuelto a buscar a Dios y a estar bien. Podemos pensar: “no merece que le esté yendo bien”, “no merece la bendición de Dios, pero yo sí”. Estos son pensamientos que le vuelven amargado.
Cuando se compara la vida con la de otra persona muchas veces se piensa que Dios Padre ha sido injusto premiando al que no ha sido “buen hijo”
2. Características de vida llena de amargura
· Se siente encerrado (hechos 8:23)
Una cárcel de la que no me puedo ir, pero donde tampoco nadie puede entrar. La amargura, poco a poco, va encerrando a la persona en sus esquemas mentales, en sus razones y argumentos.
La amargura se queda en la vida de la persona y la inmoviliza. La persona amargada comienza a sentirse dueña de sus propias razones para no ir hacia adelante, para no enfrentar la vida, se paraliza, se estanca, se llena de argumentos para no avanzar.
· Usa un lenguaje de autocompasión (Romanos 3:14)
La persona se siente víctima de algún abuso, de maltrato o de un sistema, y por ello se va llenando de autocompasión. “Pobrecito de mí”, “a mí sí me ha tocado muy duro en la vida”, “¡si usted supiera lo que me tocó vivir!”. Se queja y está enojada porque a los otros les dieron lo que a ella no le tocó. Siente que el mundo está en contra de ella y está llena de reclamos.
· Acusa, señala y rotula.
La persona que alberga amargura en su vida se queja porque a nadie le interesa lo que vive y porque no le tienen en cuenta. Cree que han sido injustos con ella y pide que se haga justicia. Considera que a los demás les ha tocado demasiado fácil y vive menospreciando las vivencias de los que le rodean.
Siente que debe enfrentar en absoluta soledad las situaciones de su vida. Acusa a su familia de que la han dejado sola. Es una persona que daña el ambiente en su casa, en su familia, pues no sabe comunicarse ni vivir en armonía con los demás. Le cuesta perdonar las faltas, sobre todo de sus más cercanos (padres, hermanos, esposo, hijos)
· Contamina a otros
La persona amargada piensa que ella tiene la razón y le habla a otros de la situación que vivió con exageraciones (“todos las apoyan”) y quiere que todos sepan del dolor que le causaron. hebreos 12:15
3. Libres de la amargura (Efesios 4:31)
· Debemos reconocer que la amargura es pecado, y que debemos hacer todo lo que está de nuestra parte para quitarla de nuestra vida. Pedir perdón a Dios por guardar el enojo en nuestro corazón.
· Renunciar a la amargura con nuestros labios creyendo con el corazón que Dios es bueno y soberano.
· El amor es la vacuna contra la amargura. 1 Pedro 4:8. Orar todos los días por la persona con la que tenemos amargura. Proverbios 11:25
· Pida a Dios que llene su corazón del amor del Espíritu Santo para amar a esa persona. Romanos 5:5
Aplicación Teoterápica.
Toda mujer hija de Dios debe saber que su lugar en la casa de papá Dios nunca se pierde. Dios ha sido bueno, es la verdad, no tan solo una frase más. No existe el primer amargado al que le haya ido bien en la vida. A veces pensamos que las cosas se le salieron de las manos a Dios y nos perdemos de sus bendiciones.
Test sobre la amargura
1. ¿Existe una situación negativa en su vida que aparece frecuentemente en la mente?
3. ¿Recuerda hasta a los más insignificantes detalles de un evento negativo que sucedió hace mucho tiempo?
4. ¿Se siente ofendido y, debido que usted estima que es la víctima, está justificando el resentimiento?
5. ¿Hay explosiones desmedidas en cuanto a incidentes que de otra manera tendrían menor importancia?
6. ¿Le sucede que al leer la biblia casi inconscientemente aplica la Palabra de Dios a otros en vez de a sí mismo?
Si usted ha respondido afirmativamente a una de estas preguntas usted está experimentando amargura y necesita ser libre
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