INTRODUCCIÓN
La Palabra de Dios le otorga muchos títulos a la
tierra de Israel, específicamente a Jerusalén, un lugar único en toda la
tierra, cuando se habla de la ciudad del Gran Rey, la Morada Santa, la Tierra
Santa, la Habitación de Dios, la Morada de Jacob, el Monte de Sión, nos
referimos a Jerusalén. Dentro de todos estos títulos, que claramente nos ayudan
a definir esta tierra singular, hay uno muy especial que el mismo Dios le
comunica a su pueblo aún cautivo en Egipto: Tierra que fluye leche y miel
(Éxodo 3:8).
Si bien hemos entendido que Jerusalén es única,
singular y especial por el maravilloso hecho que Dios la habita, es claro
entonces, que cada uno de los títulos que recibe son reales y posibles
precisamente por la Presencia del Dios Supremo en ella.
Hoy responderemos de una forma más a la pregunta
constante que se hace un hijo de Dios: ¿Por qué debo amar a Jerusalén? y ¿Cuál
es la importancia de estar en ella? Recordemos que lo que hace especial a
Jerusalén es básicamente la Presencia de Dios, por tanto, debemos profundizar
en el significado de ser tierra que fluye leche y miel a partir de lo que Dios
y su presencia son para la vida del cristiano.
1. TIERRA QUE FLUYE,
TIERRA QUE DESTILA (Deuteronomio 26:8-9)
FLUIR: Correr, brotar con facilidad.
Dios primeramente nos lleva a entender que lo que
representa y contiene la visión de Israel, lo que nos brinda Jerusalén por su
presencia divina es algo que brota con naturalidad, con facilidad, que corre,
que no se detiene ni se estanca. Lo que Dios hace en Jerusalén, lo que sucede
para el que se deja envolver por la visión de Israel, lo que viene fruto de
mirar y amar a Sion, es algo que nada lo detiene, que se vive de manera
natural, que se derrama sin esfuerzo y que nunca se deja de experimentar por
que fluye libremente.
2. JERUSALÉN, TIERRA
QUE FLUYE LECHE
¿Cuál es la principal propiedad de la leche? ¿Para qué
sirve la leche? La leche NUTRE, por tanto:
·
Jerusalén es la tierra donde corre, brota lo que a cada hijo de Dios
alimenta, sostiene y nutre: LA PRESENCIA DE DIOS (Salmos 132:13-14) Aparece
entonces, una primera razón por la cual Jerusalén debe ser importante y debe
convertirse en un anhelo para el hijo de Dios, pues la presencia de Dios no es
simplemente algo primordial, sino que lo es TODO para el cristiano.
·
Tener visión de Israel es ser constantemente nutridos por Dios, quien
nos alimenta con su amor, su misericordia, y al nutrirnos nos fortalece como
nos lo enseña Números 14:6-9, donde queda claro como la visión clara que tenían
Josué y Caleb de la Tierra de Dios les hacía entender la bondad de Dios y les
fortalecía para ir y tomar posesión de ella.
3. JERUSALÉN, TIERRA
QUE FLUYE MIEL
La principal propiedad de la miel, la más conocida, es
que endulza poderosamente (2 veces más que la caña de azúcar), por tanto:
·
Jerusalén es la tierra donde se desprende toda la dulzura del amor y la
misericordia divina porque allí está la Presencia de Dios, que, como un rasgo
evidente de esta tierra, endulza poderosamente nuestra vida.
·
Tener visión de Israel es ser día tras día seducidos por un Dios que
quita toda acidez, mal y amargura del corazón. (Isaías 66:10-14)
·
La miel también sirve para cicatrizar y prevenir infecciones en las
heridas, entonces: Cuando se nos afirma que de Jerusalén fluye miel, Dios nos
quiere llevar a entender, que, de manera especial, de su tierra brota y corre
sanidad para nosotros, tal como se ejemplifica con el caso de Naamán en 1 Reyes
5, donde la miel de la Tierra santa fruto de la Presencia divina, cicatrizó y
sanó sus heridas.
4. LA VISIÓN DE ISRAEL
ME LLEVA A:
·
Gozarme con la verdad que ya no estoy en Egipto, que ya no soy esclavo,
que por la gracia de Dios cuento con la libertad, la abundancia, con la
bendición (Jer.32:21-22)
·
Vivir con la firmeza y la seguridad de un Dios que afirma mi vida y la
protege. (Salmos 125:1-2)
·
Vivir con la gratitud de la fidelidad de un Dios que me ha hecho
prosperar y fructificar (Deut.26:8-11)
APLICACIÓN TEOTERÁPICA
Si de verdad entendemos por fe lo que significa
Jerusalén y todo lo que implica la visión de Israel como bendición, formación y
sanidad a mi vida, entonces acataré dos instrucciones claras que Dios me insta
a hacer:
1. Buscar el bien de Jerusalén (Sal.122:6-9)
2. Subir a ella para dar testimonio del Dios que
tenemos (Sal.48:12-14)