UNA ADECUADA VISIÓN DE NOSOTROS






“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;” (1 Pedro 2:9).

Para aprender a aceptarnos a nosotros mismos, necesitamos vernos y valorarnos desde el punto de vista de Dios y de lo que Él mismo nos ha declarado en su Palabra, con respecto a lo que somos para Él en Cristo.


“Y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad” (Colosenses 2:10).


En la medida que le demos más crédito a los pensamientos de Dios (su Revelación), que a los nuestros, respecto de nosotros mismos y de todo aquello que nos rodea, podremos superar cualquier distorsión de nuestra autoimagen, ocasionada, tanto por nuestra naturaleza pecaminosa, como por el trauma de no haber construido una actitud apropiada frente a situaciones que nos sucedieron.


"Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno" (Romanos 12:3).


Dios no tiene un mismo modelo para cada uno de nosotros en el aspecto físico, pero sí tiene el mismo para nuestro aspecto interior: El carácter de Cristo. Es nuestra tarea, en la unidad con el Espíritu Santo, cada día apropiarnos de la verdad que recibimos el día que invitamos a Cristo a nuestro corazón.


1. Nuestro problema es que siempre miramos la parte externa, pero Dios mira el corazón, “Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón" (1 Samuel 16:7).

2. No son las habilidades naturales las que dan la felicidad, sino la forma como la imagen de Cristo llegue a desarrollarse en nosotros. De acuerdo con esto, nuestra felicidad depende de nuestras actitudes y cualidades interiores. Viviremos inseguros si dependemos de lo externo, pues de un momento a otro puede suceder algo grave, como un accidente, y perder nuestro atractivo externo, ese sería el final de nuestra felicidad.

3. Necesitamos confesar a Dios la amargura, al no aceptarnos, y orar como el apóstol Pablo. Si Dios no quita el aguijón, es porque éste juega un papel muy importante en su plan para nuestra vida. Puede ser que no podamos comprender por qué Dios puso ciertos rasgos débiles en nosotros, es posible que sea por algo que va a ocurrir mucho más allá del horizonte, de lo que alcanzamos a visualizar en este momento. Lo importante es entender que la base de nuestra auto aceptación no es sólo la comprensión y aceptación de los valores de Dios, sino también su propósito en nuestra vida.

Aplicación Teoterápica

Creamos en los pensamientos de Dios, convirtamos su verdad, en la verdad de nuestra vida dejando que traspase nuestro corazón y que de ahí fluya la adecuada visión de Él acerca de nosotros mismos.


Publicar un comentario

0 Comentarios