En Salmos 122:6 David escribe: “Pedid
por la paz de Jerusalén; sean prosperados los que te aman.” Cuéntelas
y va a tener doce palabras en la traducción española. En hebreo, que es una
lengua más compacta, son sólo cinco: Sha’alu shalom Yerushalayim
yishlayu ohavaich.
ÂżPor quĂ© deberĂamos orar por la paz de JerusalĂ©n?
1) Se nos lo ordena por los preceptos de Dios
La palabra “oren” (sha’alu) en Salmos 122:6 está en imperativo; en otras
palabras, es un mandamiento. Los mandamientos de Dios demuestran Sus valores
por Su pueblo, los cuales deben compartir esos valores. Los mandamientos del
Ăšnico Santo (haKadosh) son las convicciones de los santos (o sagrados, kedoshim).
Somos un pueblo de convicción y carácter porque tenemos las prioridades y
valores de Dios como la base de nuestras vidas. Y somos un pueblo de integridad
ya que vivimos la verdad de Su palabra y “observamos todos Sus mandamientos”
(Mateo 28:20). Nuestra vida de oraciĂłn evidencia los valores y prioridades que
compartimos con Dios, ya que para que obedezcamos los mandamientos, debemos
identificarnos con Sus prioridades. No orar por la paz de Jerusalén es
desobediencia y falta de identificación con las prioridades del Señor. Sin
oraciĂłn, no hay prioridades.
2) El pueblo de Dios nos concierne
Nosotros deberĂamos compartir la preocupaciĂłn de Dios por “las ovejas perdidas
de la casa de Israel” (Mateo 10:6). Esta preocupación de Dios se ve en dos de
las palabras que están en Salmos 122:6. La palabra hebrea shaĂalu realmente
no se traduce como “oren” sino que significa “pidan, pregunten, o busquen”.
Nosotros preguntamos acerca de aquellas cosas que nos conciernen. Cuando su hijo
está enfermo, ¿usted cada cuánto le pregunta al doctor acerca de su condición?
Con frecuencia. Dios quiere que usted comparta Su preocupaciĂłn por Sus hijos
espiritualmente enfermos –Jerusalén. Note los dos pensamientos paralelos en el
mismo verso: “Oren por la paz de Jerusalén” paralelo a “sean prosperados los
que te aman (ohavayich)”. Aquellos que aman, oran. Mientras estaba lejos de
casa, como padre de dos pequeños hijos, yo oraba por ellos. ¿Por qué? Porque
los amaba. Nosotros oramos porque compartimos la preocupaciĂłn amorosa de Dios
por los perdidos. Sin oraciĂłn, no hay pasiĂłn.
3)Estamos comprometidos con el programa de Dios
ÂżNo le parece interesante que en este verso Dios no nos ordena orar por Roma,
Atenas, NĂnive o Babilonia? ÂżPor quĂ©? No porque estas ciudades no le
conciernan. Al contrario, la estrategia redentora se encuentra anclada en
JerusalĂ©n (Juan 4:22, “porque la salvaciĂłn viene de los judĂos”). La redenciĂłn
del Nuevo Convenio de Dios debĂa tener “su comienzo en JerusalĂ©n” (Lucas 24:47)
y su cierre en el regreso del MesĂas a JerusalĂ©n (ZacarĂas 14:4). El MesĂas
declara que el regreso del MesĂas depende del arrepentimiento de Israel: Porque
os digo que desde ahora no me veréis, hasta que digáis: “Bendito el que viene
en el nombre del Señor” (Mateo 23:39). Por lo tanto, nosotros oramos porque
compartimos la perspectiva de Dios acerca del futuro. Sin oraciĂłn no hay
perspectiva.
4) Somos completos en la paz de Dios
La palabra hebrea para paz es Shalom, lo cual no solamente significa “paz”,
sino también plenitud, seguridad, bienestar, amistad con Dios. La paz es uno de
los frutos del EspĂritu (Gálatas 5:22). La oraciĂłn es derramar la vida de Dios
en nosotros (Filipenses 4:7-8). Sin embrago, el hombre no tiene esta paz; el
hombre ha estado en guerra durante el 92% de la historia registrada. ¡Los miles
de tratados de paz han durado un promedio de sólo dos años! La paz eterna de
Dios se consigue a travĂ©s del PrĂncipe de Paz (IsaĂas 9:6). La fe en Yeshua
trae una paz con Dios (perdĂłn), con los otros (comuniĂłn) y consigo mismo
(plenitud). Donde reina el Señor, hay descanso. Esta es la paz y el descanso
que Dios completa en el sacrificio del MesĂas. Hoy en dĂa, Israel está tan
desesperado por tener paz que están dispuestos a canjear su tierra por
conseguirla, pero la verdadera paz viene a través de la fe en Yeshua. Sin
oraciĂłn, no hay paz.
5) Tenemos confianza en las promesas de Dios
En Salmos 122:6, Dios declara “sean prosperados los que te aman.” En hebreo, la
palabra que traduce “sean prosperados” es yishlayu, del verbo shalah,
lo que significa “estar tranquilo, en silencio.” En su desespero, Job se quejó
de que “Prosperan las tiendas de los ladrones” (yishlayu, Job 12:6).
Pero Dios dice lo contrario. La idea no es la prosperidad financiera, sino la
verdadera plenitud que viene de la confianza en las promesas de Dios. Nosotros
poseemos un bienestar y una prosperidad espirituales cuando amamos como Él ama.
Nuestra vida de oraciĂłn refleja la vida de Dios viviendo en nosotros. Por consiguiente,
si oramos de acuerdo a Su voluntad, sabremos de la verdadera prosperidad que
nuestros corazones desean. Sin oraciĂłn, no hay prosperidad.
Por la obediencia en los mandamientos del Señor, la preocupación por Su pueblo,
el compromiso estratégico con Su programa, la plenitud en Su paz y la confianza
en Sus promesas, es que oramos por la paz de Jerusalén. ¿Usted está alineado
con Dios en su ministerio de oraciĂłn.
APLICACIĂ“N
La tierra de
Israel fue entregada por Dios a los israelitas y si alguna naciĂłn les quiera
obligar a dejarla, esa naciĂłn esta en contra de la voluntad de Dios. Como hijos
de Dios, es nuestro deber orar por Israel y sus gobernantes.
Este mandamiento
de Dios además que es un mandamiento trae promesa.
Bendeciré a los que te bendigan, y al que te maldiga,
maldeciré. Génesis 12:3
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