INTRODUCCIÓN
Sería
imposible citar a todas las mujeres distinguidas que mencionan la historia, las
artes, la ciencia, la salud, la política
y la belleza de los últimos años, muchísimas mujeres han alcanzado honores, y
se han distinguido en todas las profesiones a las cuales se han
dedicado con perseverancia y ánimo esforzado.
Pero infortunadamente, la mujer
de hoy ha olvidado un papel inherente a la naturaleza y esencia con que Dios le
creó, ser de bendición al hombre, la familia y la sociedad.
El propósito
de Dios, es el desarrollo de mujeres que estén dispuestas a dejar a un lado los
paradigmas y esquemas que impiden su desarrollo, transformándoles en mujeres
valiosas, importantes, llenas de la gracia de Dios, portadoras de bendición
para su familia y la sociedad. (Juan 4:28)
DESARROLLO
Débora se
encuentra entre las mujeres más sobresalientes de la historia en ella vemos a
una mujer integral que desempeñó sus diferentes roles con excelencia y con
equilibrio: esposa, madre, profetiza y juez.
Una mujer que no renunció a su feminidad, ni resistió su
posición en la cultura como mujer y esposa, una mujer de carácter
extraordinario, decidida, pero a la vez prudente y sabía. (Jueces 4:4)
1.
UNA MUJER
SEGURA QUE IMPARTÍA SEGURIDAD
Muchas
veces en nuestro diario caminar hemos escuchado a nuestro alrededor voces que
nos dicen que carecemos de juico, de seriedad en las ideas, que la
imaginación nos arrastra, que no sabemos manejar las situaciones difíciles, que
nos dejamos llevar siempre por las impresiones del momento, que con el vaivén
de nuestros sentimientos cambiamos sin cesar y que nunca tenemos firmeza, sino
cuando obedecemos a nuestros caprichos. Y
muchas de estas ideas sumadas a
circunstancias de dolor u aflicción que hemos vivido, han dejado huellas en nuestra vida que afectan nuestra estima, nuestra valía y nos
hacen sentir inseguro, y muchas veces incapaces de asumir demandas y los
desafíos de la vida.
El secreto
de la seguridad de Débora radicaba en que tenía una profunda relación con Dios,
un discernimiento y confianza que le permitieron servirle a Él con valentía y
seguridad. (Jueces 4:9-10) Una mujer inspirada por Dios se conduce con el ánimo
y un valor sereno. En su profesión de juez, su éxito se debió a que era sabia,
equilibrada, no parcial, no emotiva con las decisiones, sabía discernir y
tomaba decisiones oportunas y justas. (Jueces 4:5)
2.
MOTIVÓ Y RESPALDÓ A UN VARÓN DE DIOS
Que cada
varón a nuestro lado se sienta honrado, hace que se genere un ambiente de
alegría, amor, unidad, compañerismo, confianza, libertad, perdón, y
respeto, los hombres más
frustrados no son los que han sufrido fracasos económicos o profesionales, sino
aquellos cuyas esposas no le respetan ni se someten a ellos. Todo varón tiene
una gran necesidad de comprensión y compañía, no de competencia.
Deborá no
se puso en la misma línea con el varón entendió que aunque sus roles son
igualmente honorables, también son
diferentes, de esta manera cosechó respeto y consideración.
Como mujer
de Dios Débora supo ocupar su lugar, cumplió su función, Y respetó la función del varón. Débora tenía
claridad en su papel. Le ratifica a Barac la orden de Dios y lo anima con las
promesas. Fue consciente de que ella no
se podía levantar militarmente, por eso no actúo usurpando el rol de Barac,
sino que de manera sabia cumplió la función que Dios le había dado. Nunca
compitió con Barac, por eso él no se sentía amenazado al contrario a su lado se sentía motivado y respaldado, a tal punto que
buscaba su compañía para enfrentar los desafíos.
3.
UNA MUJER
QUE SE LEVANTÓ POR AMOR
La
motivación para servirle a su pueblo fue su amor de madre, asumió el papel de
aquella madre que se levanta y actúa cuando ve que sus hijos están en peligro.
De esta manera direccionó a su pueblo que estaba bajo su responsabilidad, de
manera sabia cumplió la misión que Dios le había dado “Ser una madre para
Israel”. (Jueces 5:7)
Débora una
mujer que no pensó en sí misma ni en sus
propios beneficios, sino en cumplir la misión que Dios le había encomendado, una mujer comprometida, llena de amor no solo por su familia, sino también por
su patria. Quien por su profundo amor a Dios le sirvió a su pueblo,
con sus propias manos.
Una
personalidad apagada puede resultar brillante y efectiva si logra experimentar
el amor sanador de Dios. Descubrir la
bella imagen que puede proyectar, ponerse en paz con los suyos, practicando la
terapia del amor y el perdón, le llevará no sólo a ser un
verdadero testimonio efectivo para ganar
a su familia, pero también para
impactar su entorno y núcleo de influencia.
El buen ejemplo es el arma más poderosa para promover el progreso.
Coloquemos
nuestros dones y talentos en las manos de nuestro padre Dios y seamos así
mujeres de respuesta social. El mundo necesita de mujeres como usted y como yo.
APLICACIÓN TEOTERÁPICA
Débora se
despierta y se levanta, frente al conflicto, frente a las situaciones
difíciles, frente a la adversidad. No vivió para sus interese egoístas. Como
mujer de Dios se entregó de corazón a Él, a su pueblo y a su causa, una
verdadera heroína. (Jueces 5:9)
Creyó,
obedeció y avanzó.
Cuando
estamos llenas de la presencia de Dios, nuestra vida reflejará gracia y belleza
a tal punto que todos querrán estar con nosotras, pues somos la proyección de
la imagen y el amor de Dios, no se trata de la belleza que el mundo ofrece solo
basada en la forma del cuerpo, se trata de ser una personalidad agradable,
llena de la gracia de Dios.
La mujer
debe situase con dignidad en el lugar que Dios le ha señalado. Cuando disfruta
de la libertad que Dios le da, ejercita sin trabas la
inteligencia que Dios le ha concedido.
Pero es
importante no quedarse con los logros obtenidos hasta hoy, sino que debe tener
una mente abierta para seguir creando, sembrando y cosechando, siga avanzando
(Romanos 12:3)
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