LA FAMILIA Y LA UNIDAD



Introducción


Dios diseñó el matrimonio para que sea una relación de profunda unidad. Sin embargo, son muy pocos los hogares que en la actualidad reflejan la fuerza y la belleza de ese principio bíblico. Los casos de divorcios son cada vez más comunes aún entre los cristianos, y hay muchas parejas que, sin llegar al estado de separación se resignan con mucha frecuencia a un mero “vivir juntos”. Muchos consideran la profunda unidad matrimonial como un ideal imposible de lograr.
La construcción de un matrimonio sólido implica grandes desafíos, pero la Biblia provee el método y los medios para hacer frente con éxito creciente a estos desafíos que tiene la familia de hoy.

1. La Familia desde la perspectiva divina
Dios es el diseñador de la familia (Génesis 2:21-25). El estableció las pautas y los roles para que cada familia funcionara adecuadamente. Dejó en la Biblia (El Manual de Vida), instrucciones precisas, que nos dan luz sobre el plan de Dios. La crisis interna de la familia, sólo es el reflejo de la crisis personal de sus miembros, especialmente de los que representan la autoridad delegada por Dios: Los padres.

Dios diseñó el matrimonio, colocando al hombre como cabeza, y responsable final del hogar, y la mujer como su compañera, ayuda idónea en sujeción, a su lado, para complementarle como varón.

Según el diseño de Dios, cada miembro debe asumir su papel para mantener la unidad

• El esposo, dando dirección, Proveedor (Efesios 5:23)
• La esposa, ayuda idónea .(I Corintios 11:7-10).
• Los padres brindando amor y formación a sus hijos (Salmo 127:3).
• Los hijos, dando honra a los padres. (Efesios 6:1-2)

2. Factores que dificultan la unidad familiar

Muchos son los factores que están generando que hoy muchas familias se resquebrajen, pero en el fondo de todos ellos, encontramos un factor común: ausencia de vida espiritual y ausencia de Dios Padre. Algunos de estos factores son:

• Los miembros de la familia no asumen su rol
• Los roles al interior de la familia son tergiversados
• Heridas sin sanar
• Resentimientos (Hostilidad reprimida)
• Culpas reales o ficticias
• Desilusión, decepción
• Desconfianza
• Miedo
• Violencia física y psicológica
• Egoísmo (prevalecen los intereses personales)
• Dificultades económicas
• Influencia de los patrones y la cultural actual

3. La unidad de la familia se da en torno a Dios Padre

Una familia jamás podrá seguir el patrón bíblico a menos que cada uno de sus miembros experimenten satisfacción en el nivel más profundo de sus necesidades personales. Estas necesidades sólo pueden ser satisfechas en una plena relación personal con Dios padre, a través de Jesucristo. (Juan 15:1-5)

Entre las necesidades personales profundas que sólo suple una relación personal con Dios, se encuentran:

• Amar y ser amado. (Jeremías 31:6)
• Perdonar y ser perdonado (Mateo 5:23-24)
• Ser aceptado y valorado (Efesios 1:6)
• Tener una vida con significado y propósito (2 Corintios 5:17)

Aplicación Teoterápica

Cuando Dios ocupa el trono de una familia, es el factor de cohesión de la misma y cada uno de sus miembros depende de él para satisfacer sus profundas necesidades personales, esa familia estará cimentada sobre la “Roca” y podrá resistir el embate de las lluvias, ríos y tormentas.
Se puede hablar de unidad familiar cuando cada uno de sus miembros está recibiendo el maravilloso tratamiento teoterápico de Dios en sus tres dimensiones: espíritu, alma y cuerpo. Sólo la presencia y el amor de Dios nos capacitan para amar incondicionalmente, perdonar y asumir nuestro rol en calidad de esposos, padres e hijos, poniendo los intereses de Dios y nuestra familia por encima de los nuestros.
El sentimiento de realización personal, el sentirnos felices con lo que somos y hacemos nos hace personas armoniosas y felices, dispuestos siempre a dar lo mejor de nosotros mismos a nuestros seres queridos.

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