“Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará.” (Salmo 23:1-2)
Introducción
Cada fin de año nos invita a realizar un balance de nuestra vida, muchas terminamos agradecidas con Dios porque reconocemos que ha sido el proveedor absoluto, aún en medio de las dificultades. También llegamos a la conclusión que el año transcurrió y se nos fue el tiempo tan rápido que no disfrutamos lo suficiente a nuestros seres queridos, que los proyectos planteados no se realizaron y que el gran activo espiritual que me lleva a la vida abundante, posiblemente tampoco fue desarrollado conforme a la voluntad de Dios.
El rey David nos enseña a la luz del Salmo 23:1-2 que una verdadera vida espiritual es todo lo que necesitamos para experimentar la abundancia en todo, reconociendo que “el Eterno” es el Pastor y nosotros como ovejas dependemos de su cuidado. Él quiere llevarnos a esos lugares de “delicados pastos”, que para la oveja representa alimento y descanso; a la luz de la Teoterapia el alimento y el descanso del creyente es la palabra de Dios. Las aguas de reposo simbolizan el beber de Cristo, es decir un COYAVIM que calme la sed.
Desarrollo
Dios a través de su palabra, quiere darnos todo lo que necesitamos para vivir libres de temores y angustia, pero, ¿qué tan atentas estamos a la voz y a la instrucción del Pastor? Veamos 5 aspectos que debemos revisar:
1. ¿Fue la palabra de Dios nuestra guía durante este año? (Juan 5.39-40): cada vez que vamos a su palabra, ¿lo hacemos para encontrarnos con Dios o para que Él nos diga lo que queremos oír? Confrontar mi vida con la vida de Jesús cuesta, porque implica pasar su palabra por la tabla de la mente y la tabla del corazón, para no quedarnos en el camino del fariseísmo o la hipocresía.
2. ¿Tratamos con su Palabra? (Salmo 119: 143-144) la palabra de Dios debe ser nuestro descanso frente a cualquier situación. Es lo suficientemente viva para creerla y seguirla. Produce la paz y la alegría necesarias para dejar de lado toda ansiedad.
3. ¿Su palabra ha sido nuestro refugio? (1 Reyes 19:9) muchas angustias pueden llevarnos como al profeta Elías a escondernos, caemos en cuevas como la auto conmiseración, la depresión, la ansiedad o los diferentes estados de ánimo. Preguntémonos si durante este año, en medio de nuestro escondite, fue la palabra de Dios la que nos animó a levantarnos, a actuar y obtener respuestas contundentes.
4. Quienes no viven por la palabra de Dios, viven por su propia palabra y terminan siendo necios (Eclesiastés 10:12-15): aquel que vive de su propia palabra, no sabe cuál va a ser su destino; se cansa y termina fatigado pues no sabe por dónde ir.
Como hijas de Dios estamos llamadas a depender también de las aguas de reposo, “Jesús” es el verdadero reposo. Él nos extiende una valiosa invitación, aceptarla es una decisión muy personal.
1. La invitación (Juan 7:37) El Señor llama con voz fuerte a aquellos que tengan sed, pues quiere que todos la escuchen: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba”. Ir a su presencia implica una acción que tiene que ver con los tiempos de oración. ¿Fue el COYAVIM el agua que bebí durante este año?
2. Beber a Cristo, es dejarse tratar: (Juan 4:10-16) La mujer Samaritana fue confrontada por Cristo en su conflicto: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla. “Ve, llama a tu marido, y ven acá”. El beber de Cristo significa interiorizar los principios bíblicos que nos llevan a un cambio radical en nuestro estilo de vida, experimentando sanidad y libertad.
Aplicación Teoterápica
A la luz del Salmo 23, comprendemos que el verdadero descanso se encuentra en la presencia del buen Pastor. Confiar en su palabra y depender de ella, nos llevarán a expresar como el salmista: “Tus leyes son mi tesoro; son el deleite de mi corazón”. El agua viva mora en cada una de nosotras y quiere brotar llevándonos a dar fruto. Decida comenzar un nuevo año diferente, comprendiendo que nada hará falta a quienes beban del agua que sacia la sed.
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