INTRODUCCIÓN
Los seres humanos
tenemos la tendencia a buscar donde dirigir nuestra mirada cuando queremos
trascender espiritualmente; El rey
David, como ejercicio espiritual dirigió su mirada a los montes: "Alzaré mis ojos a los montes de donde
vendrá mi socorro, mi socorro viene de Jehová que hizo los cielos y la
tierra". (Salmo 121:2-3).
De toda la inmensidad
del mundo, Dios escogió un lugar:
Jerusalén, situado en el Oriente para que dirijamos nuestra mirada allá,
la escogió para que en ella esté Su Nombre (II Crónicas 6:66.). Nos la dió como madre que nos espera para
tomarnos en sus brazos.
Por consiguiente, si
estamos seguros que el Señor nos bendice desde Sión, vamos a contemplar cuatro
aspectos para definir nuestra visión de Jesusalén:
1. NECESITAMOS
ORIENTAR NUES-TRA FE; Y CUANDO BUSCAMOS HACERLO,
VEMOS QUE LA FE NACE EN EL ORIENTE.
"Cuando Daniel supo que el edicto había
sido firmado, entro en su casa, y abiertas las puertas de su cámara, que daban
hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día y daba gracias delante de
Dios, como solía hacerlo antes" (Daniel 6:10.).
¿Qué
hizo Daniel cuando supo que el Edicto había sido firmado?
¿Hacia dónde oraba?
Daniel
tenía claro que la bendición del (Salmo 20:1-2.) se recibe desde el momento en
que se conecta con Jerusalén.
En el
sentido más exacto revelacional, el sol sale para nosotros desde el Oriente, y
nos trae luz, calor y vida.
La señal
del Rey está en el Oriente (Mateo 2:2.).
2. CUANDO TODOS ANDAN BUSCAN-DO "UN
NORTE" NOSOTROS DEBEMOS ENCONTRARNOS
CON EL ORIENTE.
Debemos
mirar hacia Jerusalén (Isaías 33:20.).
¿Por qué
debemos hacerlo?
Porque
allá nace la visión, la revelación (Isaías 2:2-3.).
En el
transcurso de los siglos la Palabra de Dios, la Ley de Dios se ha visto
influenciada por la acción de los hombres; es como un río conta-minado que a
medida que avanza sigue recibiendo contaminación; pero ese mismo río en la
cuenca, en el lugar donde nace, allá en la cañada, en su origen, tiene su agua
limpia y cristalina. Si queremos tener
un auténtico encuentro con Dios y su Palabra, tenemos que remontarnos al lugar
mismo de donde sale y nace la Ley y la Palabra de Jehová.
3. LA GLORIA DE JEHOVÁ VIENE DEL ORIENTE
(EZEQUIEL 43:1-5).
"Me llevó luego a la puerta, a la puerta
que mira hacía el Oriente; Y he aquí la Gloria del Dios de Israel que venía
del Oriente; y su sonido era el sonido de muchas aguas y la tierra
resplandecía a causa de su gloria.
Y el aspecto de lo que ví era como una
visión, como aquella visión que ví cuando iba a destruir la ciudad; y las
visiones eran como la visión que ví junto al rio Quebar; y me postré sobre mi rostro.
Y la Gloria de Jehová entro en mi casa por la
vía de la puerta que daba hacia el Oriente.
Y me alzó el Espíritu y me llevó al atrio
interior; y he aquí que la Gloria de Jehová lleno la casa" (Ezequiel 43:1-5.).
¿Hacia
qué puerta le llevó? (Versículo 1)
¿De
dónde viene la Gloria de Dios? (Versículo 2)
¿Por
dónde entró la Gloria de Jehová? (Versículo 4)
¿Qué
pasó luego? (Versiculo 5)
Todos
queremos ver la Gloria de Dios, así como Moisés quería verla (Éxodo 33:18.),
pero para aquellos que nos alimentamos con la visión de Jerusalén; la Gloria de
Dios viene del Oriente.
4. SI EL SEÑOR ME BENDICE DESDE ALLÁ, DEBO
IR A DARLE GRACIAS ALLÁ.
"Desde Sión sea bendecido Jehová, Quien
mora en Jerusalén Aleluya" (Salmo 135:21).
Primero
habíamos visto: "Bendígate Jehová
desde Sión ", ahora estamos diciendo: "Desde Sión sea Bendecido
Jehová".
Si El me
bendice desde allá, debo ir allá a bendecirle (Salmo 48:12-14.).
Más aún
cuando soy consciente que todo el mundo se está conectando con Jerusalén (Zacarias
8:20-23.).
Es allá
donde podemos darnos una cita con el Señor para buscarle e implorar su favor.
Luego,
lo que debemos hacer es ligar nuestra alma a Jerusalén, porque la Gloria de
Dios viene del Oriente, pero particularmente de Jerusalén, según lo hemos
visto.(v. 3); (Isaías 60:1-22.).
Pablo
tenía ligada su alma a Jerusalén (Hechos 20:22.).
APLICACIÓN:
1. Cada día debo hacer lo que hacía
Daniel, orar mirando hacia Jerusalén y Reclamando
la bendición del (Salmo 20:1-2; 134:3.).
2. Debo visualizar cómo El me bendice
desde Sión; en oración debo ubicarme en Jerusalén,
y recibir su bendición.
3. Debo visualizar cómo la Gloria de Dios
viene desde Jerusalén.
4. Debo anhelar estar allí, si El me
bendice desde allá, lo menos que puedo hacer, es
ir allá a darle gracias a El (Salmo 135:21.)
5. Si quiero tener un auténtico reencuentro con Él, Su Palabra, con la visión, debo remontarme al sitio donde nace la visión y sale la estrategia (Isaías 2:3.).
5. Si quiero tener un auténtico reencuentro con Él, Su Palabra, con la visión, debo remontarme al sitio donde nace la visión y sale la estrategia (Isaías 2:3.).
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