ISRAEL: TIERRA DE MONTES, DE TRATO Y DE UNCIÓN


INTRODUCCION

Como hijos de Dios estamos llamados a cultivar una vida de Monte para experimentar la unción permanente en nuestras vidas. 

La tierra de Israel está llena de montes, donde siervos de Dios fueron tratados por Él en un momento específico de sus vidas, para luego proyectarlos como ungidos al compromiso con el mundo. 

SUBIENDO EN BUSCA DEL TRATO Y DE LA UNCIÓN 

1. MONTE DE SION (SALMOS 2:6, 50:2) 


Este es uno de los montes sobre los cuales reposa la ciudad amada del Señor y siempre se le ha considerado el Monte Santo por excelencia y monte de oración. Este monte es parte de esa tierra escogida para los propósitos divinos, ungida por la sangre preciosa que derramó el Cordero y sobre la cual descendió el Espíritu Santo (Pentecostés). 

Ascender al Monte de Sion, es ir a recibir el óleo fresco sobre nuestra cabeza, recuperar el brillo y esplendor que nuestra vida puede haber perdido en el diario caminar. Ascender a Sion es recibir tratamiento personal y ser ungidos con ese aceite que sana nuestras heridas y suaviza nuestro corazón. 

Estar en el Monte de Dios es reavivar la esperanza de que Él volverá y reinará con justicia para siempre (Juan 14:1-4). 


2. MONTE TABOR O DE LA TRANSFIGURACIÓN (LUCAS 9:28-36) 


Cuando estamos en la célula celestial y cultivamos esa intimidad, somos renovados y mudados en nuevos hombres y mujeres, llegando a resplandecer y mostrar nuestro verdadero linaje. En el monte de la Transfiguración no solo nuestra vida es impactada, sino que por la unción nos es revelada la autoridad que tenemos en Cristo Jesús. 

3. MONTE CARMELO (1 REYES 18:20-46) 


Este monte nos recuerda el celo del profeta Elías por Jehová su Dios. Cuando todo el pueblo y aun los otros profetas se habían ido tras sus ídolos, Elías se mantuvo fiel y experimento el respaldo de Dios a través de hechos prodigiosos, sobrenaturales.

Así es nuestra vida, cuando renunciando a nuestros paradigmas y esquemas mentales de esclavitud nos disponemos a vivir bajo la maravillosa experiencia de la unción. 

4. MONTE HOREB, EL MONTE DE DIOS (1 REYES 19:9-18) 

Este monte es un lugar de definición, de renuncia a todas aquellas cosas sutiles que amenazan opacar nuestra visión y disminuir nuestra unción (nuestro ego, los recuerdos del pasado, nuestros derechos, nuestros esquemas). 

El ungido no es tibio, es radical. No vende su primogenitura, se desprograma de hábitos dañinos del pasado, abraza la visión que le da su Padre Celestial y cueste lo que le cueste avanza en pos de esta. Subir a este monte significa definir el corazón por el amor de Dios, significa tomar decisiones radicales respecto de nuestro propósito y destino eterno. 


APLICACIÓN TEOTERÁPICA 

El secreto de recapturar la visión y alimentar la unción está en cultivar la vida de monte. Ir a Israel y ascender a sus montes nos permite recibir de Dios, el tratamiento que nuestra vida necesita, desde la misma tierra de la unción. 

Recordar a Jerusalén, es traer a memoria nuestra función como hijos ungidos por Dios para llevar bendición al mundo. Cada peregrino que viene de Tierra Santa, trae un mensaje de paz, alegres nuevas de salvación para él y su familia, tras el contacto con las huellas, siempre frescas, de Jesús en este lugar.

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